Koala, nombre común de un 
marsupial arborícola cuyo aspecto recuerda al de un oso de peluche, 
con hábitos tranquilos parecidos a los de un perezoso. El koala 
alcanza una longitud corporal de 76 cm y la cola es vestigial; el cuerpo es 
rechoncho, está cubierto de un pelaje espeso, suave y de color ceniza; la cabeza 
es grande y redonda, y tiene unas orejas peludas, grandes y redondeadas. Las 
extremidades posteriores son cortas, con pies grandes dotados de cinco dedos, de 
los cuales dos son oponibles al resto; además, cada dedo posee una garra fuerte 
y grande.
Estas características hacen que el koala esté 
perfectamente adaptado a su vida arborícola y es fácil de observar en los 
bosques de eucaliptos del este de Australia, que constituyen su 
único hábitat, así como su fuente de alimento, pues este animal solo come las 
hojas y las yemas de estos árboles. La hembra pare una única cría de 5,5 gramos 
de peso, que se desplazará hasta la bolsa marsupial de la madre nada más nacer, 
y permanecerá en esta durante seis meses alimentándose de leche; después de este 
periodo de lactancia, y como paso previo a la alimentación vegetariana propia 
del adulto, el joven koala se alimenta de una especie de papilla semidigerida 
que la madre produce por el ano. Este fenómeno parece que explica la posición de 
la bolsa marsupial en el koala, la cual está abierta hacia atrás, pues de este 
modo facilita el acceso de la cría al alimento materno. El koala es un animal 
tranquilo y suele permanecer en el mismo árbol durante varios días. El macho es 
más activo que la hembra y se alimenta durante el día;
 por el contrario, la 
hembra pasa el día durmiendo y busca su alimento por la noche. El koala duerme 
hecho un ovillo sobre las ramas de los árboles, a las que se agarra con sus 
manos y pies. El koala era fácil de encontrar en la antigüedad en todos los 
bosques de eucaliptos de Australia, pero su piel empezó a ser valorada y fue 
objeto de una caza intensiva hasta 1930, año en el que el gobierno australiano 
se comprometió a proteger esta especie. Son tan pacíficos y sedentarios que no 
intentan huir cuando van a ser capturados en aquellas regiones donde no están 
protegidos aún. Estudios recientes indican que hay bastantes menos koalas en 
estado natural de los que se creía.





























